La historia de los Vinos de La Rioja empezó antes del siglo I d.C, ya que a partir de dicho siglo se producían ánforas en el complejo alfarero de Maja (Pradejón-Calahorra), envases de dos asas con el fondo plano que se usaban en el transporte del vino por el río Ebro desde Dertosa (Tortosa) hast Va-reia (Varea), que fue uno de los factores que propició el comercio y consumo del vino de La Rioja y su extensión por la Tarraconense. Ya en el período de transición entre los s.IV y V d.C, se constata la producción de vino en asentamientos rurales como en la Villa de Morlaca (Villamediana de Iregua), Turrios en (Berceo) o Camino del Pago en (Medrano), etc. El documento más antiguo que se refiere a la vid en La Rioja, es del año 872, y se refiere a una donación en la que aparece el Monasterio de San Andrés de Treviana. Durante los siglos XIII y XIV, los reyes de Castilla crearon una política de proteccionismo, con la que intentaron evitar la entrada de vinos de Navarra en La Rioja. El siglo XVI fue la mejor época de la viticultura de La Rioja, causada por la falta de trigo, que era uno de los pilares económicos del lugar. Ya en la Edad Moderna, la Real Sociedad Económica de Amigos del País, que daría lugar más tarde a la Real Sociedad Económica de Amigos de La Rioja Castellana, impulsó los caminos vinateros como el Camino Viejo de Fuenmayor. Cosa que hizo que se consolidaran los mercados hacia el País Vasco, norte de Burgos y Cantabria, etc..